Imagina que tu cuerpo es como un vaso de agua que, gota a gota, se llena de emociones. Algunas buenas y otras no tanto. Piensa que tiene una capacidad límite y que, según se va llenando, hay un momento en el que ya no cabe más. Supón que la mezcla de todas esas emociones nos sirve de imán para atraer por resonancia los acontecimientos que nos suceden en nuestro día a día.
Y entonces, pregúntate: ¿De qué está lleno tu corazón? Lo sabrás si te contestas a: ¿Qué es lo que hay en tu vida (tu jefe, tu trabajo, tu pareja, tus amigos, tu familia, etc)? ¿Cómo te sientes?
La mayor parte de las sensaciones negativas se introdujeron dentro de ti durante la gestación, durante los primeros meses de vida e incluso las traes de vidas pasadas. En cualquier caso, formaron heridas que están sin cicatrizar.
Cuando uno se decide a abrir la caja de Pandora que es tu Ser, empieza a convocar a un volcán interior y todas las emociones retenidas empiezan a manar sin sentido: Miedo, ira, pánico, tristeza, rabia,… Es como si estuvieras dentro de un huracán. Sin una razón aparente no puedes dejar de llorar, de temblar o de enfadarte. Sufres insomnio o una terrible ansiedad. Tienes la sensación de estar volviéndote loco y, con esa negatividad dentro de ti, empiezas a creer que vivir así no tiene sentido. No quieres relacionarte con nadie y si lo haces es desde la crítica o la desesperación. En otras muchas ocasiones, lo pagas contigo mismo, juzgándote por sentir lo que sientes, sin darte cuenta de que así te ciclas en el dolor.
LO PRIMERO.
Tranquil@. No estás loc@ y lo que te ocurre es pasajero.
Es una reacción totalmente normal. El dolor que estaba dentro de ti empieza a salir y cuanto más te resistas, mayor será el sufrimiento con el que vivas el proceso. Así que acéptalo y siéntelo. No intentes buscar otro tipo de respuestas porque entrarás en paranoia y te sentirás cada vez más poseíd@ por lo ilógico.
LO SEGUNDO. No te pelees con los pensamientos de tu cabeza sino agradece que tienen una intención amorosa hacia ti. Cuando tu cerebro reptiliano se sienta escuchado, se relajará y permitirá que tú decidas. No intentes razonar. Da igual lo que se te pase por la mente, seguramente no tenga sentido. Por eso, desdóblate en dos: la persona adulta que eres y el bebé que habita dentro de ti. Y en esa situación, concede al bebé todas las reflexiones viscerales. De ese modo, recobrarás la sensación de control.
SÉ QUE…
Sé que se pasa mal, no te voy a engañar. Puede que incluso tengas síntomas depurativos como vómitos, diarrea, falta de apetito,… Y muy probablemente requieras ser acompañado por un terapeuta al principio. Pero si supieras que después de cada crisis, tu vida será más intensa. En ese caso, ¿cómo te lo tomarías?
Sé que la primera vez que ocurre, asusta. No entiendes nada y existe una sensación total de descontrol. Después, con la experiencia, la fuerza del trance se reduce y eres capaz de surfear con facilidad la emocionalidad del momento porque entiendes que sólo estás desatando un nudo afectivo y simplemente lo dejar ir.
UN RENACER…
Liberar el dolor del pasado es el único mecanismo que existe para, poco a poco, sanar el alma. Esos instantes críticos logran crear otra realidad, un nuevo modo de ver la vida, un nuevo paradigma con el que disfrutar el día a día. Incluso tu cuerpo estará destino. Donde antes había pesar, ahora se convertirá en un nuevo recurso. Cada crisis, nos conectará con un mayor nivel de conciencia, supondrá un renacer a un ser más complejo, con una mayor capacidad de percepción. Sabrás que ya no eres el de antes pero que cada vez eres más TÚ. Dejarás de interpretar para conectarte con tu autenticidad, con tu SER real. Para ello, algo en ti muere; piezas que estaban dentro de ti y ya no sirven, se destruyen.
Hay quien elige jugar, y hay quien elige escapar y conformarse. No te compares.