Grace Kelly era una actriz de éxito que dejó su carrera a los 26 años, aparentemente por amor, para casarse con el príncipe de Mónaco, Raniero III. Murió con 52 años en un accidente de tráfico tras caer de por un terraplén de 30 metros. Le acompañaba su hija pequeña y menor de edad que resultó ilesa. Al parecer, la causa fue una trombosis cerebral que sufrió previamente mientras conducía.
Una infancia llena de proyecciones
Su nombre era compuesto, Gratia Patricia, que significa «favor, gracia» y «aquella que es noble«. Teniendo en cuenta que su padre se llamaba así mismo «el Rey del ladrillo», por sus prósperos negocios en este sector, no es de extrañar que siempre tuviera aspecto de princesa, incluso antes de casarse con un príncipe.
Fue la tercera de cuatro hermanos (3 chicas y 1 chico). Cuando su hermana pequeña nació, ella ya tenía 4 años. Su padre era un hombre de éxito y conocido por haber sido tres veces campeón olímpico en remo (dos veces en los Juegos Olímpicos de Amberes y una vez en los Juegos Olímpicos de París).
A pesar de su estatus económico, su familia fue rechazada por la aristocracia porque eran considerados «nuevos ricos». Para eliminar esa reacción, el padre de Grace divulgó el bulo de que procedían de la nobleza (Patrizia).
En la infancia, sus compañeras de colegio la consideraban un «patito feo». Ocultaba sus ojos con gafas, se ponía pañuelos que le tapaban la cara y vestía ropas anchas. Sin embargo, en la realidad, era la más guapa de los cuatro hermanos pero lo escondía. Siempre se sintió diferente. Mientras sus hermanos eran sociables y atléticos, ella era tímida, frágil, asmática y excesivamente delgada. Para su padre, era considerada la oveja negra y enclenque.
En ese ambiente, su mecanismo de protección fue crear un mundo de fantasía. ¿Quién le iba a decir que su castillo imaginado se convertiría en un país de juguete?
¿Casualidades o simbolismo?
Recibió un óscar como mejor actriz por la película «Angustia de Vivir» en la que hacía de una granjera. Podríamos decir que afeándose consiguió ser premiada. Curiosamente era así como se sentía de niña y quizás el premio que recibió compensara el no reconocimiento de su padre.
Grace mantuvo relaciones con casi todos sus compañeros de reparto, a menudo casados y siempre mucho mayores que ella (en torno a 25 años más). Después, declaró que su marido Raniero le recordaba mucho a su padre («el mismo apretón de mano», «los mismos gustos deportivos»). Entonces,… ¿De quién se enamoraba? ¿Acaso estuvo en un permanente complejo de Edipo con su padre? Era conocida por la Diosa de Hielo por su gran atractivo y la sensación de frialdad. Sin embargo, los hombres la deseaban primero y luego la dejaban o su padre se encargaba de prohibir las relaciones, a lo que ella no reaccionaba porque no sabía plantarle cara. Diosa por fuera y eterna niña por dentro.
Unas cartas y una cena en casa de los progenitores de Grace en Navidad fue suficiente para anunciar su compromiso de boda el 5 de Enero de 1.956. Supuestamente debía llegar virgen al matrimonio, por lo que no parecía ser necesario que la pareja intimara, y además ser fértil, algo que se comprobó. Se mudó el 4 de Abril y el 19 de Abril se ofició la boda, un acontecimiento que ella describió como «pesadilla» por los efectos intrusivos de la prensa. Y yo me pregunto: ¿Qué diferencia habría entre en los flases de las cámaras al ser princesa que al ser actriz de Hollywood? Quizás ese adjetivo fuera sólo una intuición del tipo de vida que le esperaba.
Murió en la misma carretera que aparecía 27 años antes en la película que protagonizó “Atrapa a un ladrón”. Fue a raíz de este que filme por lo que Grace acudió al Festival de Cannes y posteriormente a una sesión de fotos en el Palacio del Príncipe de Mónaco. Ahí fue cuando la pareja se conoció (6 mayo 1955). Quizás si no hubiera conocido al príncipe, su vida hubiera sido distinta. ¿Cabe la posibilidad de que el escenario de su muerte apunte al mayor error de su vida?
Las palabras de Alfred Hitchcock, último director de cine de Grace, parecían una premolición: «Casarse con un príncipe está en el camino de éxito de Grace. Lo ha hecho con la facilidad de un trapecista. Pero no sé si la plataforma donde debe aterrizar será demasiado estrecha.»
La vida son ciclos...
Si la vida son ciclos, podríamos hacer dos ciclos en la vida de la princesa. El primero hasta los 26 años, momento en el que decidió casarse, y hasta los 52 años, momento en el que murió (26 y 26). Curiosamente con acontecimientos importantes al final de cada uno de ellos. ¿Acaso matrimonio y muerte tienen alguna relación en el inconsciente de Grace? Y es curioso que fuera enterrada en el mismo lugar donde se casó, en la catedral de Mónaco. Desarrollemos esta idea.
Casarse fue una decisión que le llevó a la desaparición en su día a día de su mayor fuente de satisfacción: actuar. Eran momentos donde siempre se sintió reconocida. Su compromiso con Rainiero III le obligó a romper para siempre con su sueño y le recluyó en un país de 2km cuadrados.
Al final de sus días, deambuló entre la tristeza y una tremenda sensación de soledad. Incluso se hablaba de que se acercó al alcohol, lo que deterioró su salud. Ella misma definió su vida como «encorsetada«, un adjetivo similar al que su director de cine anticipó años antes. Además, le llegaron noticias de que su marido le era infiel y sus hijos empezaban a no depender de ella. Sus propias aventuras extramatrimoniales con, por ejemplo, Jean Pierre Aumont y Frank Sinatra, tampoco le hicieron sentir mejor.
Sin darse cuenta, estaba reviviendo su trauma infantil: La falta de reconocimiento en su entorno familiar. Primero, de niña, con hechos que marcaron un bucle en su interior y que luego repitió de adulta.
Con 11 películas en su corta andadura, reunió varias nominaciones a los Globos de Oro y los Premios de la Academia, un Óscar y dos Globos de Oro. Incluso tenía una estrella en el Paseo de la Fama de Hollywood. Pero curiosamente, su mayor reconocimiento en el trabajo tuvo que ver con un personaje sin ningún clamour y su padre se sorprendió manifestando estas palabras: “De todos mis hijos, no pensé que ella fuera la que me mantendría en mi vejez.” Contrasta la falta de confianza familiar con el amor mostrado por el público.
Puede que este tipo de mensajes de su padre se le quedaran grabados muy dentro y, por ello, siempre sintiera la necesidad de buscar el amor fuera de casa.
Al mudarse al palacio, la que iba a ser su nueva familia, el entorno del príncipe Rainiero, la despreció por su procedencia. Se sentían superiores a ella porque decían que era una plebeya. Llamativo, teniendo en cuenta que su reino fue conseguido por Francisco Grimaldi, un pirata apodado «el pícaro», al hacerse con el poder al entrar en el castillo disfrazado de monje en 1927.
Por otra parte, no parece muy romántico que el príncipe Rainiero le exigiera a Grace 2 millones de dólares por casarse en concepto de dote. Este dinero fue entregado por su futuro suegro y así a él le dio acceso a cumplir el sueño de pertenecer realmente a la aristocracia. Ahora era el padre de una princesa. Bien es cierto, que este sueño hecho realidad le duró poco porque en 1960 murió, cuatro años después.
Entonces,… ¿El deseo de casarse fue de Grace o simplemente pretendió complacer inconscientemente a su padre? ¿Fue una especie de regalo encubierto para al fin ser reconocida por su padre?
Grace transformaba lo que tocaba. La imagen de la actriz convirtió a Mónaco en el paraíso del clamour, atrayendo la atención y las inversiones de Hollywood. Cuando ella llegó, el país estaba en decadencia. Se dice que había varias posibles candidatas como posibles esposas y que todas ellas eran preseleccionadas por su capacidad de atraer la atención de multitudes. Marilyn Monroe fue una de las mujeres barajada pero finalmente optaron por Grace por ser religiosa. De este pequeño detalle no sé si estuvo al tanto Grace antes de tomar la decisión de casarse. Parece más un trato de negocios que de amor. Un intercambio de mercancías donde Grace era un bien valioso y perfecto.
Grace tuvo a sus dos primeros hijos con catorce meses de diferencia y la primogénita nació justo 9 meses después de casarse. Lo que demuestra que la pareja era tremendamente fértil y que el príncipe Rainiero tenía mucha prisa por tener un hijo varón como sucesor. De nuevo, cabe preguntarse: ¿Amor o manipulación?
Después de la muerte del padre de Grace, ella tuvo varios abortos, suponemos que fruto de su duelo. En 1962, le propusieron volver a los escenarios pero su marido se lo impidió. En 1965, llegó la hija menor que fue un gran bálsamo para la madre que encontraba así un sentido a su existencia. La más buscada, la que más tardó en llegar, fue quien finalmente la vio morir.
Resonancias...
Si elegimos a nuestras parejas por resonancia, en este caso, coincide la sensación de no ser bien recibidos en la familia y el espíritu competitivo entre los hermanos.
Grace se casó con un hombre que decía haber tenido una infancia infeliz, en la que sólo veía a sus padres una hora al día. Y su hermana Antonieta aseguraba que su madre estaba más pendiente de los perros que de sus hijos. Antonieta intentó destronar a su hermano del trono haciendo correr la voz de que la que era en ese momento su novia era estéril. En esa situación, él tomó la decisión de separarse de su pareja y cumplir con su responsabilidad de dar un descendiente al reino de Mónaco para garantizar que no se volviera a adherir a Francia.
¿Por qué se casa una mujer que tenía belleza, dinero y reconocimiento?
Quizás se quedó anclada en un momento de su infancia en el que se sintió infravalorada y de adulta buscó a alguien con una buena posición social pero que físicamente lo sintiera como inferior para sentirse segura a nivel económico y sentimental. O puede que inconscientemente estuviera satisfaciendo un deseo de su padre de pertenecer a la aristocracia. En cualquier caso, esta decisión sólo le produjo una gran sensación de soledad y finalmente la muerte.
Puede que tanto Grace como Rainiero, estuvieran decidiendo según lo que se esperaba de ellos en lugar de dejarse guiar por el amor real.
Deja una respuesta