En la edad adulta, las experiencias de la infancia nos influyen en muchos ámbitos de nuestra vida (el amor, la relación con el dinero, las amistades, la salud, el deseo, infertilidad, etc).
Puede que te crearas la idea de que el dinero da apariencia de felicidad pero esconde los problemas reales porque tuviste unos padres que no se amaron pero se mantuvieron juntos por mantener la posición económica. Después de respirar este ambiente, puede que de adulto te cueste tener una relación normal entre el dinero y el amor. Puede que generes dinero pero lo pierdas con facilidad o que sea incompatible con tener una pareja estable. Puedes tener dudas sobre la autenticidad del afecto que recibes de tus parejas porque albergas dudas sobre el amor que te dieron tus padres al no ser real el que aparentaban darse ellos. Puede que creas que el amor es una ilusión en general y deseches la idea de buscarlo. O puedes haber aprendido que el amor es dinero (o algo material) y así elijas el estatus en lugar de amor.
Los bloqueos que tuvieron papá y mamá durante tu infancia se graban en ti e influyen en como tú experimentas tu vida sexual.
Las personas con heridas de la infancia a menudo pueden sufrir ruinas económicas porque se genera una creencia profunda de que no puedo confiar en la vida o de que no soy merecedor.
Si papá no me deseó, puede que yo me anule como mujer. Un modo de anulación puede ser dejar de comer y ahí aparecen los habituales problemas de anorexia de la adolescencia. Pero puede también provocar ausencia de sexo o un excesivo sexo. Las formas de una mujer se anulan no comiendo. Si no comes, no tienes reglas para así no ser una mujer y no tener la posibilidad de quedarte embarazada. De este modo, cumplo el deseo pasado de papá: sexo sin riesgo de embarazo. En su momento, papá quería sólo sexo pero se quedaron embarazados de mí. Ahora satisfaces su deseo de no tener capacidad de quedarte embarazada para ser aceptada por él.
Las heridas del narcisismo primario, las que se provocaron hasta aproximadamente los 7 años, son más difíciles de sanar porque la única fórmula que encontramos de ser de nuevo completamente dependientes es enfermando. En esta situación, es cuando revivimos de nuevo esta herida y nos puede ayudar a sanarla.