LA SOSPECHA.
Al principio, se tiene una sensación de desorientación. Tienes todo para estar bien y sin embargo no eres feliz, no te sientes pleno. Intuyes que algo de tu vida no funciona y empiezas a sospechar que el mundo que creías sólido se agrieta, que el personaje que has interpretado no es creíble, que el guión de tu vida es demasiado previsible, que la realidad es un atrezo en el que siempre se repiten los mismos problemas, las mismas escenas.
Es muy habitual acudir a terapia por un síntoma superficial y descubrir que, detrás de esta filtración, existe un mundo a punto de inundarse, un tsunami de nueva información que cambiará tu vida.
LA TRAMA OCULTA.
En las primeras sesiones, el paciente desvela otra versión de su infancia, otra narrativa terapéutica que le empodera porque dota de sentido su pasado y su presente inmediato. Descodifica sus síntomas, percibe la “sombra psicológica” de sus familiares, la trama invisible que explica sus bloqueos. Su mundo de fantasía se desmorona y el “síndrome de Walt Disney” brota: “¿Me he engañado? Quizás me he construido sobre una herida, sobre un trauma. ¿Parte de mi vida es una mentira?”. Reconoce el relato oculto de su infancia. Descubre el “cisne negro psicológico”, el secreto traumático que ha saboteado su verdadero destino. Éste es el comienzo de la verdadera sanación, del cambio vital.
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