Tal vez, la verdad más fundamental del universo consiste en comprender que todo es Amor pero para alcanzarlo se requiere descodificar muchas mentiras, simulacros o aproximaciones a dicho sentimiento, carentes de humor, creatividad o deseo.
No cabe duda que la historia sobre el Amor contada por Hollywood no es real. Si nos fiásemos del cine, pensaríamos que en la Edad Media se amaba y esto es falso. Los matrimonios se imponían por clase, por interés, e incluso en muchos casos las mujeres carecían de capacidad de elección. Venimos de sociedades donde abundaba el querer, el deseo impaciente o la necesidad.
Sin embargo, el Amor Transpersonal incluye la fusión de los átomos. Utilizaremos una metáfora para describirlo. Si toda la vida procede de un Big Bang, tiene lógica pensar que los seres humanos comparten el mismo origen. Y si todos somos lo mismo refractado en los demás, partículas dispersas que se buscan para volver a fusionarse en el cosmos, tiene sentido pensar que el amor sea una fusión de nueva materia, de nueva vida.
El amor transpersonal, tal como lo entendemos nosotros, es una nueva energía que se introdujo en el planeta con mayor empuje a partir de la década de los 70, con la generación de los niños índigos. Antes, como en todo, hubo excepciones pero normalmente la gente no se amaba.
Para amar primero se requiere amarse a uno mismo, vivir tu propio destino, saber quién eres, carecer de karma y de culpa, sentirte merecedor y libre, ser creativo… Desafortunadamente, hasta hoy en día, muy pocas personas dan este perfil.
Veamos un espectro de las tonalidades que puede manifestar el Amor. Puedes imaginártelo como una escalera donde al final del todo te espera la pareja/éxtasis.
El Amor Transpersonal. Es la meta, es el real, el que te dota de tu verdadero rostro. Implica una relación entre iguales. Incluye deseo y conciencia. Es similar al éxtasis donde todos los días se puede repetir la misma coreografía, pero parece diferente. Es duradero y tal vez eterno. El concepto de que dos partículas que se fusionan siempre permanecen conectadas, transcendiendo el espacio-tiempo, garantiza la fiabilidad de esta idea. Lo llaman entrelazamiento cuántico. La telepatía en la pareja es una de las características del amor real.
El Amor Querer. Es el más extendido, incluso parece una pandemia. Desde la inconsciencia, elegimos algo de lo que carecemos. Las parejas así formadas pierden valor en el momento que obtienes aquello que fuiste a buscar. Suele comenzar con mucho deseo, pero al metabolizarlo, se pierde el interés. La falta de deseo es la primera manifestación. En muchos casos, este querer nos enferma porque nos conduce a la represión y al aburrimiento.
El Amor Terapéutico. Eliges a la pareja que representa tu Sombra y reflejará lo que no quieres reconocer en ti. Con frecuencia, contiene altas dosis de ira y de proyecciones. Después de este tipo de relación, no volverás a ser el mismo. Para bien, si tomas conciencia de quién eres o de lo que no quieres en el futuro, o para mal, si acabas tan resentido que necesites años para recuperarte.
El Amor Kármico. Seleccionamos a la pareja de manera inconsciente por deudas de otras vidas que saldamos en ésta. Se establecerá una relación desequilibrada donde das mucho más de lo que recibes pero como para ti es justo, no te darás cuenta. Pero llegará un momento en que el equilibrio energético se restaurará y la relación ya no tendrá sentido. Veamos un ejemplo. Imagina que en una vida pasada abandonaste a un bebé al que no pudiste darle el amor que necesitaba, este sentimiento generará que mueras con culpa y para repararlo, lo buscarás en esta vida como pareja. Al sentirlo más como tu hijo que como un verdadero amor de pareja, el deseo se bloqueará porque sería incestuoso. Este tipo de relaciones generan mucho sufrimiento sordo porque somos más sabios de lo que parecemos e intuimos que algo raro pasa. Es la típica historia donde casi todo tu entorno te dice “¿qué haces con él?” “No pegáis”. Si no dejas a tiempo esta relación, derivará en el Amor Gilipollas.
El Amor Gilipollas. Crees que estás enamorado pero es mentira. No estás amando y ya ni siquiera estás pagando deudas de otras vidas. Al final, descubres que tu pareja te utiliza o, peor aún, que se ha liado con tu mejor amig@. Te engaña.
El Amor Follar. Intenso y poco duradero. Los griegos lo llamaban Eros. Sólo deseo pero es capaz de cambiarte la vida. Puede ser romántico o sumamente ridículo. Puede conectarte con la tonalidad de lo que buscas o con una realidad ilusoria. A partir de los 30 o 40 años, este tipo de relaciones te deja vacío.
La indiferencia es lo contrario del amor. No se vive nada. No existen vínculos. Supone disfrutar de la desconexión.
Cuanto más te alejes del Amor Transpersonal, más ridícula será tu vida. Incluso implicará una deformidad de tu Ego y, de cara a tu círculo social, parecerás más inocente y más fácilmente engañado.